martes, 26 de julio de 2016

La Teoría y la Práctica.

Las mejores historias empiezan con alguien bien pedote.

Cierto se encontraba un filósofo ético -esos que te dicen lo que es bueno pa tí- en un burdel rodeado de prostitutas con grandes senos, sus alumnos -otros dicen que fueron lectores suyos- se cagaron por las patas cuando le vieron tomando de los pechotes de una meretriz -ok eso último me lo he inventado-. Al suceso, las personas le preguntaron "¿Pero qué hace usted aquí? ¿Qué no es un filósofo que defiende la moral y el bien?"; a lo que el señor filósofo -Tal vez un poco ebrio- respondió "Los filósofos somos como las señales de tránsito, decimos hacia dónde ir, pero no significa que vayamos para allá". La verdad es que no sé si esta sea una historia verídica o sólo se trate de un chiste, pero me sirve perfectamente de intro.


Bueno sí, si fuera todo tan pendejamente fácil.

Muchas de las personas evalúan la veracidad de un argumento de acuerdo a la persona que lo emita, no es lo mismo que el mencionado filósofo picarón te diga "Ir a prostíbulos es malo" a que te lo diga el mismísimo Kant. Sin embargo, debemos aceptar -muy a nuestro pesar- que no es lo mismo que lo mesmo: una verdad será siempre una verdad sin importar quién la diga, y quien opine lo contrario cae en una falacia. Aunque más que en la argumentación, quiero centrarme en el problema teoría-práctica.

Nuestro filósofo parrandero y jugador hace la distinción entre teoría y práctica a la perfección; su frase puede ser interpretada como un: no es lo mismo el cómo deberían ser las cosas y el cómo son. Esta distinción distinción teoría-práctica se hace desde la antigüedad y tiene muchas facetas. Curiosamente, todo el mundo comprende esa diferencia mentalmente; sin embargo, muy pocos pueden llevar esta distinción a la práctica. Me explicaré mejor.


Sabía que no debía tatuarme con esa cara de panoli que me cargo.

El peor consejero que existe es aquel que quiere resolver un problema práctico con una solución teórica, aquél que quiere darle "sentido común" a los problemas. Un buen consejo te lo da quien te conoce y te da una solución plausible, no la solución evidente. Seguro esto les habrá pasado alguna vez, que os dan una solución obvia y al final no la llevan a cabo; y viceversa, que le dan un consejo a alguien, y ese alguien al final hace otra cosa. Y es que la realidad no es tan simple: en la teoría cualquier cosa es posible; pero en la práctica, muchas más cosas de las que imaginamos pueden condicionarlo todo.

De hecho, la teoría nos provoca muy pocos problemas; es la práctica la que nos jode todo. Hacer ejercicio, sacar buenas notas, comer sano, dejar de tomar, dejar de fumar... todo suena tan simple en nuestra cabeza; sin embargo, al final no todo es tan sencillo. Con el tiempo dejamos de hacer el gilipollas y comenzamos a centrarnos en objetivos realizables, podemos saber qué es lo que podemos hacer o cambiar y qué no nos es posible; a veces hay personas que hacen el gilipollas toda su vida.


La teoría y la práctica.

¿Pero qué le vamos a hacer? si lo que uno quiere es vivir como humano, toparse con problemas de teoría y práctica son los gajes del oficio con los que se tiene que aprender a vivir; simplemente hay que pillarle el truco y no hay más. Y... pues... lo único que puedo decir al final es que el hombre en teoría es un chingón, pero en la realidad está bien pendejo. ¡Hasta otra grumetes!







lunes, 18 de julio de 2016

[Videojuegos] Fable Anniversary.


Fable fue uno de esos juegos por los que el mundo entero perdió la cabeza. Fue una curiosa mezcla de elementos muy bien recibida: fantasía medieval, acción, RPG y sandbox. Además de tener mecánicas que casi ningún otro juego tenía en su momento: comprar propiedades y trastear con el look de tu personaje -además de casarte y coshar*-.

Fable es la historia de un personaje sin nombre al cual encarnamos desde la infancia. Después de una introducción, en la que hacemos tareas simples para nuestro padre y de paso aprendemos lo básico, la aldea de nuestro protagonista es atacada por bandidos; y en todo el despelote, matan a casi todo el pueblo, incluyendo a la familia de nuestro protagonista. De último momento, aparece un ñor llamado Blaze que nos salva y nos lleva al llamado Gremio de Héroes; allí conocemos a Charles Xavier -En realidad se llama Weaver, pero se parece mucho al otrora líder de los X-men-, el que se convertirá en nuestro mentor.


Lo peor es que el hombre puede mandarte mensajes telepáticos,
imagina estar coshando y que el wey te diga "You need to fuck her harder." o algo así.
Es igual de jodón que el hada de Zelda.

Nuestro mentor es alguien muy especial, pues -a diferencia de los antiguos jefes del gremio- él incluye misiones buenas y malas, para que los héroes decidan su camino. Por ejemplo, una misión involucra ayudar a un grupo de bandidos a liberar a su líder y en otra debes de evitarlo. Además, en varias ocasiones nos veremos obligados a tomar decisiones disyuntivas: matar o dejar vivir a alguien, denunciar o callar un delito, decir una mentira o la verdad, entre otras situaciones. Incluso, en contadísimas ocaciones podemos decidir cómo hacer las misiones, por ejemplo: puedes comprar un objeto para una misión o simplemente robarlo.

Las mecánicas del combate tienen un lugar importante dentro del juego, pues las peleas son recurrentes. El combate en Fable más que complejo, es variado; tenemos tres principales modos de combate: cuerpo a cuerpo, a distancia y magias. Además, podemos subir de nivel a nuestro personaje por medio de puntos de experiencia; obtenidos siempre por medio del combate. Hay puntos de experiencia generales y especializados, los generales nos permitirán desarrollar cualquier rama de habilidades y los especializados sólo nos permitirán desarrollar cierta rama de habilidades. 


Sí, mi personaje es una palomita.

Pero... basta de descripciones y pasemos a la crítica. Primeramente, el ambiente me encantó, es acogedor y tiene una paleta de colores muy agradable; es uno de los pocos juegos que puede contar una historia madura sin tener que recurrir a una violencia exacerbada ni a colores darks. Fable posee una estética caricaturesca, revive nuestras aventuras de antaño, pero le da un nuevo enfoque; ahora podemos decidir sobre las acciones de nuestro protagonista. 

El nivel de personalización era genial para su tiempo. Tus acciones y apariencia modificaban el modo en que los demás te veían. Hay maneras de conseguir dinero alternativamente sin tener que depender exclusivamente de las misiones, puedes rentar casas o comerciar mercancía de un pueblo a otro -aunque a este último no le entendí nadita-. Puedes casarte varias veces y tener una morra en cada pueblo... había muchas posibilidades.


¡Cómo chingas morro!

Fable no te llevaba de la manita, en ocasiones tenías que escuchar lo que la gente te decía para saber lo que tenías que hacer y hacia donde ir, en ocasiones debías utilizar tu intuición para proceder, y eso es un puntazo. Pero basta de elogios, es el momento de criticar, -MWAJAJJAJAJAJAJAJAJA- y comenzaré por la misma historia. Fable no se libra de esos momentos absurdos donde el protagonista es apresado por monigotes que fácilmente podría vencer. Por otra parte, lo primero que te venden del juego, que tus acciones tengan consecuencias, no se refleja bien. En una partida, después de hacer todo por el lado correcto, elegí el final malo y automáticamente me volví totalmente malo; luego, para acabarla de chingar, me volví bueno tragando tofu. Además, casi siempre la opción buena o mala resalta; en ningún momento tienes que quebrarte la cabeza para saber si estás haciendo algo bueno o malo.


Sí... cuántas consecuencias...

Otro punto flojo es el combate, que al final se vuelve repetitivo. Del combate a distancia mejor ni hablo porque casi ni lo usé, esperar a cargar las flechas fue una hueva total y casi siempre me golpeaban antes de soltar el flechazo; en el combate cuerpo a cuerpo uno termina soltando hostias hasta que el enemigo se muere -es una monotonía total-, y como todos se protegen mejor utilizamos la magia -porque de la magia no se pueden cubrir-; y con la magia atacamos indefinidamente hasta que se nos termina el mana o el enemigo muere. Tal vez después de Dark Souls mi percepción de las mecánicas de combate cambió bastante y ahora quiero que todo sea así de currado; pero en Fable el combate está tan roto que los "jefes" son una hueva, no había un verdadero reto y sólo se distinguían por una barra de energía que bajaba lentamente.


Ah, y tu careto se adecua a tu bondad o maldad,
cara de panoli o de joputa.

Después de todo el despotricadero ¿Es Fable un buen juego? Para su momento y ahora... pues sí. Fue un juego innovador, destacó especialmente por una combinación de elementos que resultó refrescante. La historia no es la mejor, pero tiene buenos puntazos; además, se agradecen bastante las misiones donde no necesariamente tenías que darte de hostias, o en las que podías elegir cómo ejecutarlas.

Hay que recordar que el primer Fable salió para la xbox y por eso hay que tenerle un trato menos hostil, se atrevió a innovar y por ello tuvo la fama que mereció. Nunca pude jugar el Fable II ni he podido re-jugar el Fable III; sin embargo, parece que mejoraron la fórmula y Fable III mejoró en muchos aspectos. En conclusión, Fable es un juego que se atrevió a innovar, y por ello es un clásico y merece la pena, una obra simplemente refrescante ¡Hasta otra grumetes!









*Coshar: deformación del verbo original "cochar", que significa: llevar a cabo relaciones sexuales, gratinar el mollete, apuñalar al oso, matar la rata a palos, rellenar el pavo, mojar la brocha, azucarar el churro, envainar el sable, ver golear, echar pata...

domingo, 10 de julio de 2016

Consejos Para Quienes Quieren Tener un Perro.

Primer consejo: NO tengas un perro.
¡Hasta Otra Grumetes!



Ok ok ok ok ok ok ok ok... ok. Son obstinados y no quieren seguir los consejos que éste viejo lobo de mar quiere darles y aún así quieren tener un perro. Francamente, no soy una persona de animales -Tampoco lo es la flaca-, no puedo tener una mascota porque siempre me olvido de su existencia y... las pocas que he tenido han muerto de inanición -No me hagan sentir más culpa de la que ya siento-. Sin embargo, a mi padre le encantan los perros y por esa misma razón hay dos en mi casa: una Pastor Berga Belga y un Schneider Schnauzer miniatura. Aunque he dicho que los animales no me gustan ni puedo tenerlos del todo curiosamente yo les puse sus nombres: Hannah y Tyler.


Esta es Hannah, la perra loca.

Aunque por mis perros no hago más que pasearlos a veces y lavarles sus cacas, suelo acompañar a mi padre a las consultas con el veterinario y me ha tocado educar a uno que otro perro. Por tanto, quisiera compartir con ustedes consejos que, creo yo, no son tan comunes y podrían servir.


Tyler de cachorro.

Lo primero que hay que tomar en cuenta es que un perro es una inversión de tiempo y dinero. Hay gente un poco ida de la olla que exige al gobierno hospitales públicos para perros (Tema del que hablo acá); si no queréis caer en ese grupo de trasnochados, antes de si quiera adoptar un perro hay que tener en cuenta que estos animales van a representar un gasto considerable. Y no sólo son las vacunas y desparasitaciones: es la comida, pensiones, enfermedades que a nadie se le ocurriría que le dan a los perros, accesorios, clases de obediencia -y de otras cosas-... y una que otra trastada. Claro, hay maneras de ahorrar; sin embargo, hay gastos en los que simplemente no se puede escatimar, en especial en aspectos de salud.

Si uno decide comprar un cachorro, es extremadamente recomendable investigar sobre las razas; no es que unas sean más peligrosas que otras como muchos piensan, sino que unas tienen necesidades que otras no. Hay razas que necesitan cantidades bestiales de comida; unas son caseras y otras más de exteriores; ciertas razas son propensas a tener enfermedades específicas -Un gran danés que tuve fue sacrificado por un problema en la columna que suele darle a perros grandes-.


Sin duda, el perro es muy inteligente.

Si decides adoptar, es importante saber que es probable que al perrucho se le deba invertir más tiempo en educarlo... o tal vez es muy manso y no sea tan necesario. Es de primera importancia llevarle inmediatamente al veterinario, por si tiene algo que nadie ha visto. Y... pues eso, no sé mucho más de perros adoptados.

Lo peor es que tu perro sea bipolar.

Algo que los veterinarios suelen decir es que "en un perro los primeros meses son de suma importancia", una mala alimentación puede provocar todo tipo de problemas a la larga -Por ejemplo, la perra de un tío mío creció con dientes poco resistentes porque no la alimentaron bien los primeros años-. No hay que ser pinshi tacaño y hay que comprar el alimento recomendado aunque salga en una nalga -Querías perro ¿No?-, ya después puedes darle algo menos gourmet. También, los primeros meses representan un momento crucial para la educación del perro.

El perro con cejas.

Muchas veces ocurre que los dueños se adaptan a las condiciones del perro; sin embargo, debería ser lo contrario. Si el perro muerde al niño, le decimos al niño que ya no se acerque al perro; sin embargo, si crecemos con esa mentalidad de temerle al can, evidentemente se va a convertir en nuestra pesadilla. Al perro hay que darle unas buenas patadas para que se comporte... ok, no hagan esa vaina, pero deben educarles.

Lily Collins con las cejas del perro de arriba.

Los perros son como los niños, si los maleducas se volverán caprichosos. Un dueño debe de ser capaz de darle y quitarle al perro lo que quiera sin que le muerda. Pro tip: para evitar que el perro muerda, desde cachorro hay que darle de comer con la mano y quitarle la comida arbitrariamente; todo para que se le quite lo puñetas. Con el perro algo crecido, es recomendable llevarle a clases; en varios parques hay entrenadores que dan clases colectivas, en ellas el perro aprende y se hace más sociable con otros perros #DoubleWin. 

Muchos otros consejos llegarán a vosotros cuando se decidan a tener un perro. Este tutorial no es perfecto, yo sólo hablo desde mi experiencia; así que si tienen un buen consejo que quieran compartir, todos serán bien recibidos -Eso sí, con mucho pinche respeto o juro por Dios que les voy a petar el cacas-. Las mascotas son acompañantes geniales; y aunque yo no soy de animales, estoy seguro que a muchos de vosotros puede haceros feliz tener uno en casa ¡Hasta otra grumetes!

El facebook y otros anuncios parroquiales ya los dejé arriba.