Hace unos días recibí la visita de dos sectarias, ni idea de a qué rama del cristianismo pertenecían. Me hablaron sobre la tendencia actual de series y películas hacia el ocultismo; y como satanás estaba detrás de todo esto. Me dejaron una revista con el objetivo de que convertirme y "salvar mi alma" del demonio; sin embargo, el problema de darle esas cosas a un filósofo, es que el tiro puede salir por la culata.
De unirme a una secta a Benedict Cumberbach, prefiero a Benedict.
Después de hojear la revista, concluí que tenemos más cosas en común con Lucifer de lo que se podría creer. Lucifer se rebeló a los mandatos de Dios y fue expulsado, lo mismo sucedió con los primeros humanos. La curiosidad nos hizo revelarnos contra Dios; una parte demoníaca que todos llevamos dentro, el placer de entrar en lo desconocido. Todas estas reflexiones me hicieron recordar que siempre quise hablar del metaverso que Howard Philips Lovecraft y su círculo de escritores crearon, sus características y la enorme cantidad de obras posteriores que influenciaron. Y... pues aquí lo tienen.
El caminante sobre el mar de nubes, una de las
primeras obras de arte que exploraron la vastedad del mundo.
Mi religión es el Pastafarismo; pero, si fuera a realmente creer en algo, escogería a los dioses Lovecraftnianos. Su mitología es tan genial y bien argumentada, que podría pasar como una verdadera religión. Los dioses lovecraftnianos son seres incomprensibles; y todos aquellos que intentan comprender ese complejo sistema, terminan muertos o locos.
¿Encuentran alguna semejanza con el cuadro anterior?
Lovecraft utiliza a menudo la palabra "dioses" para referirse a seres alienígenas de poder inmenso (De hecho, su politeísmo guarda relación con los dioses griegos, seres que pasan de todo y tienen querellas entre ellos). Azathoth es una entidad alienígena imbécil que creó el universo por equivocación; Yog Sothoth es omnisciente porque se encuentra conectado con el tiempo y el espacio; Nyarlathothep es lo más cercano que tenemos al Diablo, porque puede comunicarse con los humanos y engañarlos. Sin embargo, no todo es ciencia ficción, Lovecraft adereza sus historias con elementos ocultistas y arcanos; hay sacerdotes, libros antiguos, conjuros, ritos y signos. Lovecraft se alejó de fantasmas chocarreros y demonios pedorros para entregarnos un terror mucho más cercano.
"El Árabe Loco" Abdul Alhazred, autor del Necronomicón.
Ninguna obra de Lovecraft explica algo claramente, sus adjetivos son complejos, sus historias rayan en lo indescriptible; colores que nunca se habían visto, creaturas repugnantes y tenebrosas, escenarios hostiles. Sus obras nos dejan confundidos, impotentes. Al final, somos parte de un universo donde no hay buenos ni malos, en el que simplemente podemos rogarle a la suerte que nadie nos eche los ojos encima.
Hoy, podemos ver la influencia de Lovecraft en infinidad de libros, cómics, películas y videojuegos: Alien, Amnesia, Dr. Strange (con Shuma-Gorath), Berserk, Dark Souls y Bloodborne, Stranger Things, The Thing, Hellraiser, Watchmen... y la lista puede seguir al infinito. Sin embargo, es curioso saber que hay personas que creen en el Necronomicón y el los Mitos de Cthulhu como si realmente existieran; tal fue la capacidad de Lovecraft y sus colegas para crear un metaverso creíble.
¿Será cierto que el universo es tan aterrador? Para mi dicha o desdicha, esa respuesta llegara miles de años después, cuando el ser humano pueda explorar el cosmos a su antojo; mientras, tendré que seguir fantaseando con presenciar la vastedad del cosmos, con sus bellos paisajes y peligrosos moradores. Por ahora, sigo esperando a que ese par de sectarios vuelvan a mi casa para contarles todo lo que he pensado; ya sea para que me manden a la mierda, o descubran ese lado demoníaco que tenemos todos. ¡Hasta otra grumetes!
¿Qué? ¿Esperaban a los Bag Raiders?
Bueno ya dejen de berrear, aquí lo tienen.