Puchas gracias... de nalgas... cabalgas...
Este pequeño artículo no debe confundirse con mis anteriores disertaciones acerca de mi manera de expresarme oralmente, esto es, de mi lenguaje prosaico y lleno de improperios -Osea de mis pinches leperadas-. Esta pequeña reflexión va dirigida a los buenos modales en general.
Si esto a mí me parece una cosa fea y a tí bonita ¿Cómo solucionar ésta discrepancia?
Un camino fué la teoría del gusto.
Los buenos modales tuvieron su moda, creo, cerca del siglo XVII o XVIII (No voy a invesigarlo porque ese no es el punto) con la teoría del gusto. La llamada teoría del gusto buscaba resolver los problemas del arte (Que por ejemplo, a mí me parezca una mierda un cuadro de Van Gogh y a tí te parezca una obra bellísima) al decir que el gusto debía ser entrenado para que distinguiese de lo que es bello y de lo que no es bello. Esto, aunque fue un acercamiento a develar el misterio que oculta la belleza, que, opino lo mismo que mi padre, es algo subjetivo y realmente no existe algo realmente bello sino que todo esta en tu cabecita.
Como sea, junto al gusto llegó un mame de la alta sociedad conocida como modales. Los modales son modos sofisticados de hacer las cosas: como tomar la cuchara al comer de una manera, caminar con un Pequeño Larousse en la cabeza (No me quiero imaginar cómo es el Gran Larousse), e infinidad de trikismiquis innecesarias para el ser humano.
Para mí esto es belleza...
Como sea, junto al gusto llegó un mame de la alta sociedad conocida como modales. Los modales son modos sofisticados de hacer las cosas: como tomar la cuchara al comer de una manera, caminar con un Pequeño Larousse en la cabeza (No me quiero imaginar cómo es el Gran Larousse), e infinidad de trikismiquis innecesarias para el ser humano.
No sé que poner para esta foto... COÑO.
En mi casa sucede algo bien curioso. Mi padre nunca da las gracias para nada, no es que sea una persona altanera, ni que sea un maleducado, simplemente no lo hace y está bien; yo en cambio doy las gracias como mil veces para todo, que supongo que tampoco está mal. Mi familia entera se queja de que eructo demasiado, pero no es algo que yo pueda controlar, sale en automático. Sin embargo, en mi casa nadie toca las puertas, simplemente ya estamos adaptados a eso, nadie se queja de esa enorme falta de modales. Esto me da para pensar muchas cosas.
Yo, después de comer.
Los modales se pierden poco a poco con la modernidad, o por lo menos eso veo yo; todo se traduce en un simple "Así es como soy" y nadie tiene problemas; pero aún no dejamos de pensar que una persona come como bestia o es un altanero cuando no dice "por favor" y "gracias", y nunca lo decimos a nadie por eso mismo, por modales. Este artículo ahora que lo pienso no tiene objetivo, sólo quería decirlo... ¡Hasta otra grumetes!
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